Si bien en el diseño y planeación de las edificaciones los profesionales involucrados hacen lo que pueden para garantizar que un incendio nunca comience, el primer paso es lograr saber cómo minimizar su propagación.
En Colombia la seguridad contra incendios de las edificaciones se rige bajo los parámetros prescriptivos establecidos en el Titulo J del Reglamento NSR10. Hoy en día son más los profesionales y personas que se familiarizan con el concepto y principios básicos de la protección contra incendios, en especial cuando se habla de protección activa y extinción (rociadores, extintores, etc.), pero la protección pasiva contra incendios, que realmente contiene un incendio en su punto de origen puede ser invisible y casi olvidada, hasta el día en que realmente se aprecie y se dependa de ella.
La protección pasiva contra incendios, tal como su nombre lo indica, siempre está en funcionamiento. Basándose en la compartimentación del incendio y la prevención del colapso a través de la resistencia estructural frente al fuego; cuando se instala y se mantiene de forma adecuada, la protección pasiva contra incendios de la edificación puede salvar vidas, bienes, y en sí, el mismo edificio.
Cuando hablamos de protección en edificaciones, son cuatro frentes fundamentales los que deben hacer parte de la estrategia en protección integral:
protección de los elementos estructurales: los cuales son elementos esenciales en el momento de un incendio, ya que garantiza que la edificación sea estable para la evacuación de los ocupantes; se consigue construyendo los elementos en base a concretos o en caso de implementar estructuras de acero protegiéndolos con aislamientos, encajonamientos, recubrimientos intumescentes o cementicios. “Cuando la estructura es diseñada o protegida apropiadamente”, la integridad del edificio se mantiene y la estructura es “estable al enfrentarse al fuego”.
Compartimentación: se compone de barreras cortafuego mediante muros o particiones cortafuego, barreras cortahumo como sistemas integrales, que deben estar incluidos en el concepto y estrategia de protección contra incendios. Estas barreras se usan para limitar la propagación del fuego y controlar el humo permitiendo una evacuación segura. La importancia de la inclusión de dichos elementos en el diseño y su mantenimiento en la edificación protegen las rutas de evacuación y garantizan que el fuego y el humo nunca entre en ellas.
Protección de aberturas en las barreras cortafuego: mantienen la resistencia al fuego de los elementos, por lo cual las puertas y ventanas deben satisfacer la exigencia local en términos de resistencia a los incendios. Adicionalmente “dampers” o rejillas cortafuego, los cuales son instalados en los sistemas de ductos de extracción y ventilación para completar la resistencia cuando los ductos atraviesan losas, muros o particiones que son consideradas como barreras cortafuegos.
Sellado de pasos y penetraciones que atraviesan las barreras cortafuego: limitan la propagación de fuego, humo y gases tóxicos en la edificación. Existen penetraciones de dos tipos combustibles y no combustibles conformadas por servicios e instalaciones eléctricas, hidráulicas, seguridad, etc., las cuales además de atravesar la barrera, contemplan comúnmente aberturas alrededor de ellas, las cuales deben estar selladas apropiadamente para resistir al fuego mediante sistemas de sellos y juntas cortafuego.
Al evaluar los cuatro frentes de la estrategia de protección pasiva es evidente que todos los profesionales involucrados en el diseño y la construcción deben tener conocimientos en los fundamentos básicos de protección pasiva al especificar o seleccionar sistemas para la edificación.
Uno de los aspectos complicados de la protección pasiva y en especial en nuestro país recae en las normas y regulaciones de cada componente de protección contra incendios. A pesar de estar incluida en la exigencia en el reglamento NSR10 es vital el conocimiento y entendimiento de cada sistema para su implementación, ya que un producto (lamina de yeso, por ejemplo) que conforma en particular un sistema (una partición en sistema liviano, por ejemplo) no tiene clasificación de resistencia al fuego en sí mismo, y solo se califica en términos de resistencia al fuego al sistema, con un ensayo de fuego y se instala acorde a dichos resultados.
En términos de supervisión de calidad de la instalación, en nuestro país a pesar del avance que se ha tenido con la Ley de Vivienda Segura, el panorama en Colombia no es lo suficientemente claro ya que es evidente que si los profesionales involucrados en los procesos de supervisión no contemplan correctamente los parámetros de la protección pasiva, es difícil hablar de “seguridad” en las edificaciones y continuaremos construyendo edificios que aparentemente cumplen los reglamentos pero cuyos sistemas de protección pasiva no hacen parte de una verdadera estrategia con lo cual la edificación es vulnerable frente al incendio y sus ocupantes corren altos y potenciales riesgos frente a una catástrofe.
Escrito por: Carolina Roa